JUAN PÉREZ ROSANO

(EL CANELO)

Me resulta muy difícil comenzar a escribir sobre un amigo muy querido con el que, además, me unían vínculos familiares.

Refiriéndome a sus datos biográficos, nació en Facinas el día 12 de diciembre de 1930 en el seno de una familia muy conocida dada su extensa relación con el público cualquiera que fuera su condición, pues era el mayor complejo empresarial de industrias: fábrica de harinas, la más importante panadería, y estación eléctrica que suministraba el alumbrado a toda la población (conocida por el Motor)

El 6 de Octubre de 1962 contrajo matrimonio con ROSARIO GIL PÉREZ , el amor y compañera de su vida y, sin que tuvieran hijos, formaron una pareja ejemplar muy unidos y felices siempre prestos a echar una mano a sus hermanos ayudándoles a criar a sus sobrinos muy queridos.

Era Juan un hombre de fuerte personalidad y claridad de ideas y, pese a que daba la impresión de un carácter serio tenía un fino sentido del humor: afable y educado habiendo aprovechado muy bien la instrucción de los maestros de su época, especialmente el último Don Felipe de la Vega a quien respetaba y quería siendo correspondido, según me manifestó el propio Don Felipe cuando vino a Cádiz poco antes de morir. 


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Durante toda su vida cultivó su privilegiada inteligencia leyendo mucho e investigando, además de dedicar mucho tiempo al dibujo y la pintura que era su predilección porque rezumaba arte y lo plasmaba en el lienzo, cartulina, tabla, papel y muchas veces incluso en la servilletilla de un bar cuando veía a una persona propicia para una caricatura rápida.

Como era muy aficionado a los toros pintó mucho sobre los de lidia –toros bravos- tanto en la dehesa como en la plaza las distintas suertes de las corridas.

Tocaba también temas de la naturaleza, marinas, bodegones, etc. habiendo dejado una importante pinacoteca hoy repartida entre todos los sobrinos a los que les agradezco que me hayan facilitado la muestra que inserto.

Fue un enamorado de la tierra que le vio nacer a la que conocía palmo a palmo y fuente por fuente dada su afición al noble deporte de la caza (no era carnicero, sino deportista de élite) y doy fe de esto porque siempre salíamos juntos.

Cuando últimamente venía de San Pedro a pasar los fines de semana disfrutaba viendo la campiña y la sierra de tantos recuerdos y, como tenía una memoria privilegiada, comentaba anécdotas y frases de los personajes populares que se hicieron famosos por sus ingeniosas ocurrencias de gracia espontánea.

Disfrutaba haciendo senderismo y le gustaba visitar a Juan Sierra en su cueva y tomar aquel café puro que éste hacía y cuyo aroma impregnaba toda la sierra. La espontaneidad del lenguaje de Juan y su sinceridad le encantaban.

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Desde su adolescencia comenzó a trabajar ayudando en el negocio familiar y cuando pasó a otra propiedad, se convirtió en trabajador autónomo de transporte adquiriendo para ello un camión nuevo hasta que se trasladó a San Pedro de Alcántara donde residía felizmente su hermano mayor José Luis a cuyos hijos adoraba.

Cuando llegó se colocó de inmediato en una empresa constructora inmobiliaria ejecutando trabajos administrativos y en la que fue querido y respetado por jefes, compañeros y subordinados.

Al finalizar las obras quedó desempleado y decidieron él y su querida e inseparable esposa, Rosario, instalar un negocio de papelería en la Calle Palangre muy cerca de donde vivían, además de que en el Banco de Jerez le encomendaron el transporte diario de la valija de documentos entre San Pedro y Marbella.

Entonces conoció una galería de arte adonde exponía y vendía sus pinturas teniendo bastante demanda. Su vida en San Pedro fue muy acomodada y feliz hasta que falleció el año 1994. Dejó poso porque era muy atento y generoso entre la gente del barrio que le respetaban y querían.

Sirva este sencillo, y muy cálido homenaje, como recuerdo imperecedero de un hombre de bien, y artista facinense.

Cádiz, Julio de 2006

Juan Antonio Notario Rondón

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